
Ella pide una copa y brindan por su última noche en esa ciudad que ahora parece dormida, en el mismo bar que tantas otras veces había sido cómplice de su relación prohibida.
La culpa no recaía sobre su conciencia. "Se lo merecía" se repetían interiormentecada uno de ellos sin mencionar el tema en ningún momento. No se dejaban intimidar por el camarero, seguramente consciente de lo que acababa de pasar, ni por ese hombre solitario y triste que esa noche se había dejado caer por ahí, seguramente ahogando sus penas en alcohol y soledad. podía hacer suposiciones que no serían más que eso, suposiciones que no influirían nunca más en su vida, o al menos eso querían creer.
Ya no iban a verles nunca más, todo el plan había sido acordado desde hace mucho tiempo, ya no les frenaba nada, habían hecho lo más dificil, habían terminado con el último y mayor de los impedimentos.
Por primera vez en su vida ella se sentía libre, ahora le tocaba vivir.