domingo, 13 de marzo de 2011

Último paso, primer paso

Habían quedado en su bar, ya eran las cinco. llegaba tarde pero lo había hecho y aún no era de día, eso era lo importante. Él estaba allí, esperándola despreocupado, tranquilo a pesar del retraso y de que esa situación la había provocado él cruzándose en su vida, pero sabía que ella no se había echado atrás. La quería como nunca nadie la había querido y sabía, por el brillo de sus ojos y la manera en que desataban su amor en la intimidad, que ella sentía lo mismo.
Ella pide una copa y brindan por su última noche en esa ciudad que ahora parece dormida, en el mismo bar que tantas otras veces había sido cómplice de su relación prohibida.
La culpa no recaía sobre su conciencia. "Se lo merecía" se repetían interiormentecada uno de ellos sin mencionar el tema en ningún momento. No se dejaban intimidar por el camarero, seguramente consciente de lo que acababa de pasar, ni por ese hombre solitario y triste que esa noche se había dejado caer por ahí, seguramente ahogando sus penas en alcohol y soledad. podía hacer suposiciones que no serían más que eso, suposiciones que no influirían nunca más en su vida, o al menos eso querían creer.
Ya no iban a verles nunca más, todo el plan había sido acordado desde hace mucho tiempo, ya no les frenaba nada, habían hecho lo más dificil, habían terminado con el último y mayor de los impedimentos.
Por primera vez en su vida ella se sentía libre, ahora le tocaba vivir.

domingo, 20 de febrero de 2011

Como lágrimas en la lluvia

Le dice que le deje ahí, que no pasa nada, que se acercará andando, no quiere que haga nada por él, se siente mal. Coge el dinero y se baja del coche.
Comienza a llover, comienza a llorar. Ella se va, no sabe cuando va a volver a verla. Sabe lo que ella quiere, y algo que le dice que no es con él. Tiene miedo de decirlo, de estropear lo poco que pueda haber: algo con lo que en cualquier otra circunstancia se hubiese conformado, pero no ahora, no en este caso. le encantaría dárselo, sabe que puede dárselo, pero algo se lo impide... miedo, cobardía, esa sensación que hacía tiempo que no sentía, de la que había estado huyedo. Puede que ahora sepa lo que está buscando, puede que incluso lo haya encontrado, pero no puede cogerlo, se escapa, se va en aquel coche bajo la lluvia, aquel coche que se ha llevado su sonrisa, pero que no ha querido llevarse sus recuerdos, que pasean ahora con él.
Se ha decantado por ella, ha pensado en las consecuencias pero le da igual. sabe que nada a cambiado, que haga lo que haga ella no se dará cuenta. Ahora su vida sigue, continuará sin ella en aquel caos que él ha dejado que se formase a su alrededor por aprovechar la mínima oportunidad de pasar un rato juntos, dejando cualquier cosa por verla, a sus amigos, sus responsabilidades... Cada vez que ella le decía "¿Te apetece...?" le faltaba tiempo para decir que si, ese era su ritual diario. ha sido breve, le gustaría decir que intenso, pero solo sería autoengañarse, la intensidad estaba limitada por su cobardía, y ¿cómo llamarlo cuando cada uno mide sus sensaciones en diferentes tipos de sentimientos?
Ahora todo ha terminado lleno de promesas vacías. Le hubiese gustado abrazarla, decirle que todo ha terminado, que no tiene de qué preocuparse, qué con él hubiese sería diferente.
Volverá a verla, lo sabe. No sabe cuando, pero si donde, ni si habrá encontrado en otro lo que él mismo se mismo se muere por darle.

jueves, 2 de julio de 2009

Depender o huir

Llevaba tiempo pensando, pensando que hubiera sido de su vida si hubiera elegido el otro camino, aquella otra posibilidad que, erronea o no, le hubiera llevado por otro lugar muy distinto. ¿Qué hubiera sido de su familia, de sus amigos, de sus vecinos, de toda la gente que le rodeaba?... Se hizo consciente de que su vida no era solo suya, era también de todos aquellos que le rodeaban, y le daba rabia. Inconscientemente se había atado el solo a otras personas y era demasiado tarde para escapar. Se sentía dependiente, era presa de todo aquello de lo que se había dedicado a huir.
Se desnudo delante del espejo, se reconocía, era el, no había duda: los mismos ojos, los mismos labios, las mismas manos... físicamente nada había cambiado, incluso se podían apreciar los últimos rescoldos de esos aires de seguridad en si mismo que siempre había tenido, aires que se habían transformado en soplos, soplos de un temperamento inexistente en un intento de esquivar la realidad, que había apoderado de algo que no se veía reflejado y que creía controlar muy bien. Eso le asustaba, resultaba queno se conocía tan bien como creía, algo había cambiado, tan deprisa o tan despacio, que no se había dado cuenta.
Sentía, o sabía, que su vida noera suya y no podía consentirlo. Se dirigió al baño, llenó la bañera de agua... iba a tomar la vía más rapida y dulce que se le había ocurrido... iba a escapar, sin pensar en nadie, solo en él, como siempre había hecho.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Errores del pasado

Hay veces que tenemos que huir de nuestro pasado, todos hemos hecho alguna vez algo de lo que no arrepentimos y basta una simple palabra relacionada con aquello para que todo nuestro mundo se derrumbe sobre nosotros sin ningún motivo aparente, para que vuelva a nuestra mente todo lo que pudo ser y no fue, o todo lo que fue sin tener que ser. Y, ¿por qué? ¿Acaso no tenemos derecho a equivocarnos? ¿Acaso no somos todos personas?
Es difícil de soportar, pero intentamos rehacer nuestra vida como si nada hubiera pasado..., ¿de quién fue la culpa?, mía, sin duda, y de nadie más, mía, por dejar que eso pasara, por ignorar las posibles consecuencias posteriores, por confiar en mi inocencia, por desobedecer a mi conciencia. Tal vez rehacer es una palabra muy fuerte, pero si intentamos seguir adelante, partiendo de cero en aquellas cosas que hemos perdido y que ignoramos cada vez que se cruzan con nosotros en cada esquina. Las ignoramos, y fingimos que nunca han pasado, porque al fin y al cabo todo resultaría mas fácil si nada hubiese pasado o si nada hubiese cambiado, pero todo es circular, todo lo que sube baja, y al final todo acaba donde empezó, no importa cuanto luchemos o cuanto nos resistamos, porque cada vez que roguemos por una nueva oportunidad, pagaremos nuestro error en ingenuidad.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Sueño...

Continuaba en medio de aquel caos que no le había dejado dormir, y al fin lo consiguió cuando los primeros rayos de sol inundaban aquella casa que le hacía sentir pequeño.
Se encontraba, ahora, a lo largo de una inmensa carretera al bode de un acantilado del que no divisaba el fin, estaba solo, rezó con la esperanza de salir de allí, pero no dio resultado, tenía miedo; quería despertar, salir de aquella angustia que comenzaba a aflorar en forma de lágrimas, aquella angustia que era constante desde que ella se marchó para siempre. Aunque ahora estaba decidido, en lugar de esperar agazapado el inminente despertar, se puso de pie en el mismo punto en el que la vio por última vez y, decidido, se lanzó al vacío con el fin de encontrarse con ella en ese mar que él había llorado.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Hollywood se arrepiente

El humo ha marcado una época y parece ser que ahora Hollywood se arrepiente, pero es tarde; hoy en día resulta difícil recordar iconos o más bien mitos como: James Dean, Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Bette Davis, etc. marcando un estilo fumando; a la elegante Audrey Hepburn sin su larga boquilla, o a Groucho Marx sin su característico puro. Pero no hace falta echar la vista tan atrás cuando seguramente todos recordemos el sugerente interrogatorio de Sharon Stone en “Instinto Básico”, en el que no solo ella tiene un especial protagonismo, sino que el humo del cigarro proporciona una sensualidad desafiante y sugerente.
Este elemento, actualmente rechazado, juega un papel dramático muy importante, casi insustituible, y ha sido utilizado sin ningún problema para dar varios efectos en diferentes momentos, no solo la sensualidad ya nombrada, sino también nerviosismo, tensión, rebeldía, elegancia, etc. No había distinción de ningún tipo, ni de género, ni de raza, ni de clases sociales; todo el mundo fumaba.
Es cierto que la cantidad de fumadores en películas ha ido descendiendo progresivamente, pero siempre quedan momentos míticos como la presentación de Humphrey Bogart en “Casablanca”, en la que lo primero que se ve es un cigarrillo, luego una mano, y finalmente el rostro.
Solo un 26% de la población americana fuma y es una cantidad mucho menor de lo que se ve en películas, y se lucha para la eliminación total, pues algunos psicólogos opinan que el espectador está sometido a una manipulación constante que le lleva a una mayor aceptación social del tabaco.
Siempre habrá una lucha constante, porque toda esta reducción no viene en vano, en muchos estados americanos se había exigido que las películas glorificadoras del tabaco fueran para mayores de 17 años. La polémica siempre estará servida, puede ser cierto que Hollywood ha enseñado a fumar al mundo, pero a medida que disminuye el tabaco en las producciones americanas aumenta la violencia, el sexo y las drogas.
¿Qué prefiere la sociedad?