
Se desnudo delante del espejo, se reconocía, era el, no había duda: los mismos ojos, los mismos labios, las mismas manos... físicamente nada había cambiado, incluso se podían apreciar los últimos rescoldos de esos aires de seguridad en si mismo que siempre había tenido, aires que se habían transformado en soplos, soplos de un temperamento inexistente en un intento de esquivar la realidad, que había apoderado de algo que no se veía reflejado y que creía controlar muy bien. Eso le asustaba, resultaba queno se conocía tan bien como creía, algo había cambiado, tan deprisa o tan despacio, que no se había dado cuenta.
Sentía, o sabía, que su vida noera suya y no podía consentirlo. Se dirigió al baño, llenó la bañera de agua... iba a tomar la vía más rapida y dulce que se le había ocurrido... iba a escapar, sin pensar en nadie, solo en él, como siempre había hecho.